30.1.07

El violento oficio de escribir




CARNAVAL CATE (1966)
Rodolfo Walsh (1927 – 1977)

CORRIENTES: MOMO SE MOJA LOS PIES
El señor Boschetti miró al cielo y dijo:
–Con tal que no llueva. Parecía preocupado.
–Si la luna se hace con agua –agregó–, estamos perdidos.
Desde setiembre a febrero había llovido día por medio en Corrientes. Había grandes zonas inundadas y las pérdidas eran tremendas: 90% del algodón, 60% de tabaco, 80% de arroz. Pero lo que desesperaba al señor Boschetti era la posibilidad de que las lluvias arruinaran, además, el carnaval.
El próspero comerciante en farmacia y presidente de la comparsa Ara Berá no estaba solo en esa inquietud. Lo acompañaban decenas de organizadores, centenares de comparseros, millares de espectadores. En vastos galpones crecía un mundo de figuras mitológicas de yeso y de papel maché; los talleres de electrotecnia armaban para las carrozas centenares de tubos de cristal; de las tiendas a la calle se derramaban cascadas de lentejuelas y canutillos, arroyos de strass, perlas y piedras de colores. Las modistas y bordadoras profesionales no daban abasto y legiones de madres de familia cosían hasta altas horas de la noche.
Este frenesí encontraba chica la ciudad, se extendía a Buenos Aires donde pagaba 5.000 pesos el metro de lame francés; a Brasil, de donde importaba los últimos instrumentos de percusión para las escuelas de samba, o los más ruidosos fagüeles; a Alemania, de donde viajaba un grupo electrógeno comprado especialmente para iluminar una de las carrozas.
Alentando esa fiebre, en cada casa, en cada barrio, en cada oficina pública palpitaba una conflagración que comprometía a la ciudad entera.

El texto completo, acá


 

28.1.07

Los Simpsons - La Película



Si algo le faltaba a estos íconos de la cultura globalizada de la posmodernidad era una película – y tal vez menos temporadas -. Ya se han dado a conocer algunas imágenes que podrán ver acá, así como también un par de breves adelantos – antes se decían colas, ahora se dicen trailers – que podrán ver en la página oficial de la película. Las esperanzas residen en la vuelta de los viejos guionistas que supieron darle brillo a una serie que nos ha transformado sin duda alguna, mediante la risa y el humor. Estaré esperando la fecha de estreno, y puedo asegurar que no seré el único.

24.1.07

Ir de tapas

 

22.1.07

La Torre del Elefante




"Las antorchas resplandecían lóbregamente en las fiestas del Maul, donde los ladrones del este celebraban el carnaval por la noche. En el Maul podían estar de juerga y hacer todo el ruido que quisieran, puesto que las personas decentes evitaban esos barrios y los guardianes, bien pagados con monedas de todas clases, no interferían en sus diversiones. A lo largo de las callejuelas tortuosas y sin empedrar, llenas de basura y de charcos fangosos, los juerguistas borrachos caminaban tambaleándose y gritando estrepitosamente. El acero relucía en las sombras de donde provenían las risas estridentes de las mujeres y los ruidos de escaramuzas y peleas. La pálida luz de las antorchas se reflejaba a través de las ventanas rotas y de las puertas abiertas de par en par, y en el exterior, el olor a rancio del vino y de los cuerpos sudorosos, el clamor de los bebedores que golpeaban las duras mesas con los puños y cantaban canciones obscenas, sorprendían como una bofetada en pleno rostro."

Robert E. Howard (1906 - 1936)

El texto completo, acá
 

20.1.07

Artistas del cómic - Rudolph Dirks


Katzenjammer Kids (1897)
Rudolph Dirks (1877 - 1968)

Inspirado por los terribles Max y Moritz, este inmigrante alemán creó a los aun peores Katzenjammer Kids, cuya única finalidad era hacer insoportable la vida del Capitán, y divertirse con eso. Dirks se burla un poco de sí mismo y de los inmigrantes alemanes haciendo hablar a sus personajes en un inglés germanizado, lo cual solo hace las cosas más confusas y más graciosas. Viene bien para reírse un rato (disculpen los que no lean inglés).
 

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18.1.07

Una foto. Mil ideas.


 Entrelazados, miércoles, abril 12, 2006

L. ha vuelto a publicar sus maravillosas fotos en este sitio. Paisajes urbanos en blanco y negro, y alguna que otra figura que suele colarse por ahí, porque ha entendido que a menudo hay más belleza en la foto que fuera de ella. Échenle una mirada, no estará de más.


16.1.07

El nuevo cruzado



"Para muchos, el 23 de marzo será siempre la víspera de la mayor tragedia de la historia argentina. Para otros, Juan Carlos Blumberg, por ejemplo, es posible que la fecha no haya representado otra cosa que el preámbulo al restablecimiento a sangre y fuego del orden perdido. Cierto es que nunca lo dijo, pero un rápido vistazo a la lista de sus amigos convierte esa conjetura en verdad indiscutible. El destino, sin embargo, le jugó una mala pasada porque fue precisamente el 23 de marzo de 2004, veintiocho años después, que un grupo de delincuentes asesinó a Axel, su único hijo. Una historia común, en un país que se devora la vida de decenas de jóvenes cada día. Sin embargo, la imagen del ingeniero se hizo rápidamente popular, con sus gabardinas azules, los ojos claros, el pelo largo y blanco, la barba apenas crecida y bajo el brazo una carpeta llena de papeles misteriosos con la foto de un chico sonriente en la tapa. A diferencia de otros padres, que peregrinaron por justicia, el clamor de Blumberg llevó desde un principio la marca de la seguridad."

El texto completo, acá
 

14.1.07

Artistas del cómic - Wilhelm Busch

13.1.07

Chinatown



Ida Session: Are you alone?

Jack Gittes: Isn´t everyone?


Ida Session: ¿Estás solo?

Jack Gittes: ¿No lo están todos?

Conversación telefónica entre Ida Session y Jack Gittes en Chinatown (1974), de Roman Polanski (París, 1933)

10.1.07

El Humor en la Tragedia


Andrés Cascioli (Avellaneda, 1936), se ha convertido en uno de los maestros del humor político en la Argentina, lo cual no es poco. Sus retratos revelan con ingenio e ironía la tragedia de vivir en este país, y antes que provocar la risa (lo que a veces sucede, sin duda), nos sumerge en cierta desazón, en la desesperanza de ver en sus dibujos espejos oscuros de nuestra historia, y por lo tanto, de nosotros mismos. Con su participación en revistas como Satiricón (1972) – de la cual fue fundador junto a Oscar Blotta -, Chaupinela (1975) y Humor Registrado (1978), Cascioli nos impide olvidar que el humor habita en el centro vacío de una existencia a menudo desdichada, donde los avatares de la política y el devenir de los poderosos miserables han destruido el cuerpo mismo de una sociedad egoísta y básicamente pelotuda. La muestra se realiza en el Museo Juan Carlos Castagnino de Mar del Plata (castagnino@mardelplata.gov.ar), ubicado en Av. Colón 1189, y estará abierta hasta el 28 de febrero. Vale la pena hacer este ejercicio de memoria a través del humor, que siempre me ha parecido una de las formas más acertadas de defender la vida.

8.1.07

La biopolítica de la cama


Adán y Eva (1931)
Tamara de Lempicka (1898 - 1980)

“Yo encendí un cigarrillo, me acomodé contra la almohada y dije:

-Chúpamela.

Ella me miró con sorpresa, pero me puso una mano en los huevos y acercó la boca.

-¿Lo ves? -exclamé con expresión triunfante. Ella se interrumpió y me miró con asombro-. ¿Lo ves? Te digo que me la chupes, y lo haces. Aunque no tenías ganas.

-Bueno, no estaba pensando en eso; pero me gusta.

-Eso es lo maravilloso de ti: te gusta dar placer. Lo que los occidentales ya no saben hacer es precisamente eso: ofrecer su cuerpo como objeto agradable, dar placer de manera gratuita. Han perdido por completo el sentido de la entrega. Por mucho que se esfuercen, no consiguen que el sexo sea algo natural. No sólo se avergüenzan de su propio cuerpo, que no está a la altura de las exigencias del porno, sino que, por los mismos motivos, no sienten la menor atracción hacia el cuerpo de los demás. Es imposible hacer el amor sin un cierto abandono, sin la aceptación, al menos temporal, de un cierto estado de dependencia y debilidad. La exaltación sentimental y la obsesión sexual tienen el mismo origen, las dos proceden del olvido parcial de uno mismo; no es un terreno en el que podamos realizarnos sin perdernos. Nos hemos vuelto fríos, racionales, extremadamente conscientes de nuestra existencia individual y de nuestros derechos; ante todo, queremos evitar la alienación y la dependencia; para colmo estamos obsesionados con la salud y con la higiene: ésas no son las condiciones ideales para hacer el amor. En Occidente hemos llegado a un punto en que la profesionalización de la sexualidad se ha vuelto inevitable. Desde luego, también está el sadomaso. Un universo puramente cerebral, con reglas precisas y acuerdos establecidos de antemano. A los masoquistas sólo les interesan sus propias sensaciones, quieren saber hasta dónde pueden llegar por el camino del dolor, un poco como los aficionados a los deportes extremos. Los sádicos son harina de otro costal, siempre van lo más lejos que pueden, quieren destruir: si pudieran mutilar o matar, lo harían.

-No me apetece volver a pensar en eso -dijo ella, estremeciéndose-. Me repugna de verdad.

-Porque sigues siendo sexual, animal. De hecho eres normal, no pareces de Occidente. El sadomaso organizado, con sus reglas, sólo le interesa a la gente culta, cerebral, que ha perdido cualquier atracción por el sexo. Para todos los demás sólo queda una solución: los productos porno, con profesionales; y si uno quiere sexo de verdad, los países del Tercer Mundo.

-Bueno… -Valérie sonrió-. ¿Puedo seguir chupándotela?”

Michel Houellebecq (1955), Plataforma (2001)



 

4.1.07

Microensayo sobre la inexistencia del Japón


Luna de Ishiyama, 1889
Tsukioka Yoshitoshi (1832 - 1892)

Decía alguien que solo sabemos dos cosas acerca de los escritores japoneses: que escriben muy bien y que se terminan suicidando. La frase remite tal vez al núcleo de la cuestión: el Japón es un misterio. Y el misterio es afortunadamente poético. Su tecnología, su arte, sus productos, sus comidas, todo esto nos es hoy mucho más familiar que hace algunas décadas. Sin embargo, algo nos elude a nosotros, irremediablemente occidentales. Al igual que en el teatro kabuki, Japón se muestra como una máscara dentro de una máscara; su revelación es sutil, poderosa e increíblemente fascinante.
Dentro de este mundo la leyenda de los samurai siempre ha sido un favorito de Occidente. Guerreros y poetas, dominadores en el Japón feudal, y finalmente perseguidos vestigios del pasado, acaso glorioso, acaso fatal, siempre imposible de ser conocidos verdaderamente: debemos admirarlos desde fuera de sus corazas, pues el interior nos es vedado, sus mismos cuerpos son islas, y cada japonés una isla en sí mismo.
Los samurai viven y mueren, y sufren y aman y luchan siempre dentro de sus armaduras. Las hojas de los cerezos acarician sus pieles de madera y metal, y los guerreros se conmueven sin inmutarse jamás. Son capaces de escribir la mejor de las poesías, y luego marchar al campo de batalla a morir desangrados. Toman su tiempo en la silenciosa ceremonia del té para bucear en lo profundo de su espíritu, y luego se destripan en nombre del honor mediante el seppuku. Su sangre no es sangre, es seda roja, y sus párpados son pétalos de loto destinados a cerrarse una sola y definitiva vez. Y su alma es el bushido, malentendido como un código para la vida, cuando es la vida la que se aplica al código, y el código es la vida misma. La naturaleza imita al arte, decía Wilde, y los samurai, y el Japón son todo arte, tanto así que algunos de nosotros sospechamos que no existe, que es una curiosa invención descripta en un haiku, susurrado por una geisha o tal vez por un guerrero antes de la batalla final, y estos a su vez escritos por un Akutagawa o un Mishima.
Será entonces esta una buena razón para viajar al Japón, viajar a aquello que no es realmente desconocido, que ha sido más bien construido desde Occidente para vendernos postales de una ciudad futurista llamada Tokio, donde reinan los neones, donde las calles no tienen nombre, donde los subterráneos cavan día y noche sus caminos a través de las entrañas de concreto, y donde todo, todo, es una magnífica farsa destinada a ocultarnos la verdad, la única verdad que se nos ha revelado acerca de aquella lejana isla: que el Japón no existe, que los samurai no existen, y que por eso mismo debemos insistir en viajar, una vez más, hacia lo imposible, tantas veces deseado; hacia lo impensado, tantas veces posible.


 

3.1.07

La Pesadilla


La Pesadilla, 1802
Johann Heinrich Füssli (1741 - 1825)

“(…) El nombre español no es demasiado venturoso: el diminutivo parece quitarle fuerza. En otras lenguas los nombres son más fuertes. En griego la palabra es efialtes: Enaltes es el demonio que inspira la pesadilla. En latín tenemos el incubus. El íncubo es el demonio que oprime al durmiente y le inspira la pesadilla. En alemán tenemos una palabra muy curiosa: Alp, que vendría a significar el elfo y la opresión del elfo, la misma idea de un demonio que inspira la pesadilla. Y hay un cuadro, un cuadro que De Quincey, uno de los grandes soñadores de pesadillas de la literatura, vio. Un cuadro de Fussele o Füssli (era su verdadero nombre, pintor suizo del siglo dieciocho) que se llama The Nightmare, La pesadilla. Una muchacha está acostada. Se despierta y se aterra porque ve que sobre su vientre se ha acostado un monstruo que es pequeño, negro y maligno. Ese monstruo es la pesadilla. Cuando Füssli pintó ese cuadro estaba pensando en la palabra Alp, en la opresión del elfo.
Llegamos ahora a la palabra más sabia y ambigua, el nombre inglés de la pesadilla: the nightmare, que significa para nosotros "la yegua de la noche". Shakespeare la entendió así. Hay un verso suyo que dice "I met the night mare", "me encontré con la yegua de la noche". Se ve que la concibe como una yegua. Hay otro poema que ya dice deliberadamente "the nightmare and her nine foals", "la pesadilla y sus nueve potrillos", donde la ve como una yegua también.
Pero según los etimólogos la raíz es distinta. La raíz sería niht mare o niht maere, el demonio de la noche. El doctor Johnson, en su famoso diccionario, dice que esto corresponde a la mitología nórdica - a la mitología sajona, diríamos nosotros -, que ve a la pesadilla como producida por un demonio; lo cual haría juego, o sería una traducción, quizá, del efialtes griego o del incubus latino (…) Ya que hemos visto estas diversas etimologías, tenemos en francés la palabra cauchemar, vinculada, sin duda, con la nightmare del inglés. En todas ellas hay una idea (voy a volver sobre ellas) de origen demoníaco, la idea de un demonio que causa la pesadilla. Creo que no se trata simplemente de una superstición: creo que puede haber - y estoy hablando con toda ingenuidad y toda sinceridad -, algo verdadero en este concepto (…) Tomo cualquiera de las palabras: digamos, incubus, latina, o nightmare, sajona, o Alp, alemana. Todas sugieren algo sobrenatural. Pues bien. ¿Y si las pesadillas fueran estrictamente sobrenaturales? ¿Si las pesadillas fueran grietas del infierno? ¿Si en las pesadillas estuviéramos literalmente en el infierno? ¿Por qué no? Todo es tan raro que aun eso es posible.”

Siete Noches (1980)

Jorge Luís Borges (1899 – 1986)


 

1.1.07

El Amor es el Diablo - Sylvia Plath


Autorretrato, ca. 1951

CANCIÓN DE AMOR DE UNA JOVEN LOCA
Sylvia Plath (1932 - 1963)


"Cierro los ojos y el mundo muere;
Levanto los párpados y todo nace nuevamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
y la negrura arbitraria entra galopando:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Soñé que me hechizabas en la cama
Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
Escapan serafines y soldados de satán:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Imaginé que volverías como dijiste,
Pero crecí y olvidé tu nombre.
(Creo que te inventé en mi mente).

Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
Cierro los ojos y el mundo muere.
(Creo que te inventé en mi mente). "


Más poemas, acá (español) y acá (inglés)

Para escuchar a Sylvia Plath recitando November Graveyard, acá


 

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