21.3.07

Incluso Groenlandia




Barry Hannha (Alabama, 1942)

Yo estaba haciendo radar. En realidad no hacía nada. Habíamos subido hasta 75 mil pies para darle un poco de color a la tarde. Calculo que estábamos en México todavía, con rumbo a Miramar, en nuestro F-14. No importa demasiado dónde, cuando uno ha visto la curvatura de la tierra. Por un rato, nada importa demasiado. Habíamos visto ponerse el sol tres veces en media hora. Lo que se dice vivir la vida.

Pero entonces:

–John –digo yo–, este avión se está incendiando.

–Ya lo sé –dice él.

Como irritado, con pocas ganas de hablar.

–¿Ya pensaste tus últimas palabras? –digo yo.

–Vengo pensando. Pero todas decepcionantes. Ninguna a la altura del momento. Mala literatura.

–O sea que sabías.

–Sí, y te iba a joder bien jodido. Nada de lo que dijeras iba a ser suficientemente bueno. Yo iba a decir algo grandioso y tus palabras no iban a estar ni cerca de las mías.

–¿Y?

–Nada. No se me ocurre nada –dice John.


El cuento completo, acá




2 Comments:

Blogger TiTo A. said...

Muy bueno; ahora habrá que leer más del hombre.

21.3.07  
Blogger 48hs said...

Leyendo el comienzo de esta historia se me apareció el eco de la voz de Piñeiro hablando sobre los radares del aeroparque y lo suicida que es tomarse un avión en estos días.

Muy buen descubrimiento, lástima que no se hayan editado más cosas en castellano...

22.3.07  

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