3.5.07

Cine, negro


M, el vampiro de Düsseldorf (1931), de Fritz Lang

El lugar sin límites

Por Hugo Salas


Detectives privados, mujeres fatales que llevan a la perdición, la ciudad, la noche, la intriga: entre los años ‘40 y ‘50, el cine negro consolidó un imaginario que hoy resulta claramente identificable. Sus historias transcurren en un mundo tan familiar como extraño, una realidad signada por la ambigüedad moral, la crueldad y el erotismo perverso.

Producción de clase B en su origen, será la crítica francesa la encargada de apreciar estas películas como uno de los grandes hitos de la estética cinematográfica (de allí que el mundo angloparlante mantenga la denominación film noir), debido a su peculiar manejo de la luz, la sombra y el encuadre. Su posterior expansión a cineastas de todas las latitudes (de Godard a Kurosawa, pasando por Christensen y Tinayre) sugiere algo más que la consolidación de un estilo: la aparición de una mitología capaz de articular ansiedades y preocupaciones que, poco después, habrían de resultar comunes al resto de Occidente.


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El ciclo de Cine Negro puede verse todos los lunes, martes y miércoles de mayo a las 22:00 hs. en el canal Retro